Hace apenas unos meses, las coles de bruselas eran el alimento más odiado por la mayoría delos habitantes, todo esto debido a su vomitivo sabor.
Es por ello que los productores de este alimento sintieron que su negocio se iba a pique, no tardaron mucho en ponerse a buscar una solución y hablaron con diversos científicos de prestigio.
Actualmente, los científicos de la Universidad de Breimont nos han informado de la tecnología que se encuentra detrás de esta gran invención. No es nada más y nada menos que dejar crecer la planta en una mezcla de chocolate concentrado y tierra.
Gracias a esto, las células de la col se juntan con las del chocolate, alterando su sabor pero no su aspecto.
Aunque, por otro lado, no todo es tan bonito como parece. Se han desvelado algunos d elos efectos secundarios que podrían causarnos.
El más aterrador, sin duda, es la posibilidad de empezar a oler como una col de bruselas de manera permanente. Esto sería debido a la alteración en las células que la componen.
Además, contamos con algún otro efecto secundario (no tan preocupante) como padecer vómitos o fiebre durante 2 o 3 días.
Es cierto que esta ha sido sin duda la intervención del año ¿pero a qué precio?
¿Vale la pena arriesgarse y probarlas aún pudiendo oler para siempre a coles de bruselas?
Eso dejaré que lo decidan ustedes, queridos lectores.
Nerea Mateo / Marina Belloto